El complejo mundo de la reproducción de los tiburones: desafíos para su conservación
- Nikol Argayová
- 29 ago
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Los tiburones han desarrollado una estrategia reproductiva muy diferente a la de la mayoría de las especies de peces. A diferencia de muchos peces que producen numerosas crías, los tiburones emplean una estrategia de madurez tardía y baja producción reproductiva. Esto significa que alcanzan la madurez sexual tarde en su vida y producen relativamente pocas crías en comparación con otras especies marinas. La combinación de madurez tardía y baja producción de crías plantea desafíos significativos para los esfuerzos de conservación de los tiburones. A diferencia de las especies con tasas de reproducción rápidas, los tiburones no pueden reponer rápidamente sus poblaciones frente a amenazas como la sobrepesca, la degradación del hábitat y el cambio climático.

Los tiburones han estado recorriendo los océanos durante más de 400 millones de años. Aparecieron por primera vez en el registro fósil en el Ordovícico tardío, hace unos 450 millones de años, y desde entonces han evolucionado en una amplia diversidad de especies que ocupan distintos nichos ecológicos. A lo largo de su larga historia, los tiburones se han adaptado a condiciones ambientales cambiantes, han sobrevivido a extinciones masivas y han persistido como uno de los depredadores más exitosos del océano.
La estrategia evolutiva de los tiburones funcionó perfectamente durante millones de años, permitiéndoles prosperar en diversos entornos marinos y mantener su estatus como depredadores ápice. Su estrategia permaneció en gran medida inalterada durante millones de años, un testimonio de su eficacia en la carrera armamentista evolutiva de los océanos. Sin embargo, ahora los tiburones enfrentan un nuevo conjunto de desafíos, diferentes a todo lo que habían encontrado antes.
Tomemos, por ejemplo, al tiburón blanco (Carcharodon carcharias), uno de los depredadores ápice más icónicos del océano. Las hembras alcanzan la madurez sexual alrededor de los 30 años y, después de eso, solo dan a luz cada dos o tres años entre 2 y 15 crías. Esta madurez tardía asegura que los tiburones tengan suficiente tiempo para crecer y desarrollarse antes de invertir energía en la reproducción.
¿En qué aspectos resulta favorable esta adaptación evolutiva para la supervivencia de los tiburones y, por el contrario, por qué es peligrosa para ellos, especialmente en las condiciones actuales, caracterizadas por desafíos como la destrucción del hábitat y la sobrepesca?
Ventajas de la estrategia reproductiva de los tiburones
Los tiburones han desarrollado su estrategia reproductiva única de madurez tardía y baja producción de crías por varias razones, cada una con sus propias ventajas y desventajas. Veamos primero las ventajas de la estrategia reproductiva empleada por los tiburones.
Al alcanzar la madurez sexual más tarde en la vida, los tiburones tienen la oportunidad de crecer hasta tamaños considerables y desarrollar fuertes habilidades de supervivencia antes de invertir energía en la reproducción. Esta longevidad les permite ocupar su nicho ecológico de manera eficaz y mantener la estabilidad dentro de los ecosistemas marinos.
Los tiburones también invierten una cantidad significativa de energía en cada cría, lo que da como resultado individuos de mayor calidad. Sus períodos de gestación duran de 5 meses a 3 años, y el promedio es de entre 9 y 12 meses. Además, a diferencia de las especies que producen numerosas crías con menores probabilidades de supervivencia, los tiburones producen menos crías pero invierten más recursos en su desarrollo. Esto aumenta la probabilidad de supervivencia de las crías y contribuye a la salud general de las poblaciones de tiburones.
La lenta tasa reproductiva de los tiburones ayuda a mantener tamaños poblacionales estables a lo largo del tiempo. Aunque las fluctuaciones en las condiciones ambientales o en la disponibilidad de presas puedan afectar los números poblacionales, los tiburones son menos susceptibles a descensos poblacionales rápidos en comparación con las especies con tasas reproductivas más rápidas.
Al priorizar el crecimiento individual y la supervivencia sobre la reproducción rápida, los tiburones se han adaptado para prosperar en diversos entornos marinos y mantener su estatus como depredadores ápice durante millones de años.
Desafíos de la estrategia reproductiva de los tiburones

Esta adaptación evolutiva, aunque ventajosa en ciertos aspectos, hace que los tiburones sean muy vulnerables a los desafíos actuales y también prolonga los tiempos de recuperación de sus poblaciones. La baja producción reproductiva de los tiburones los hace especialmente vulnerables a la sobrepesca. A diferencia de las especies que pueden reponer rápidamente sus poblaciones, los tiburones no pueden sostener altos niveles de explotación sin enfrentar el riesgo de un colapso poblacional. Los humanos simplemente no podemos seguir pescando tiburones en las mismas cantidades y con la misma rapidez sin llevarlos al borde de la extinción. Debido a sus bajas tasas reproductivas, las poblaciones de tiburones requieren períodos mucho más largos para recuperarse de los descensos en comparación con las especies con mayor fecundidad.
Incluso con medidas de conservación eficaces, puede llevar décadas que las poblaciones de tiburones se recuperen hasta alcanzar niveles sostenibles. Este prolongado tiempo de recuperación aumenta el riesgo de extinción para muchas especies de tiburones. Además, factores como la destrucción del hábitat, la contaminación y el cambio climático también provocan descensos poblacionales. Comprender estos desafíos es esencial para diseñar medidas de conservación efectivas que garanticen la supervivencia de estos depredadores marinos icónicos.
El papel de la gestión pesquera en la conservación de los tiburones
Como se explicó anteriormente, los tiburones son extremadamente vulnerables a la sobrepesca; por lo tanto, una gestión pesquera eficaz es fundamental para la conservación de las poblaciones de tiburones en todo el mundo. Al implementar prácticas de pesca sostenibles y selectivas, y al proteger hábitats críticos, las medidas de gestión pesquera pueden ayudar a mitigar las amenazas que enfrentan los tiburones y promover su supervivencia a largo plazo. Algunos peces son simplemente más resistentes que otros, y los tiburones son, lamentablemente, una de las especies menos resilientes cuando se trata de sobrepesca.
Un buen indicador de la resiliencia a la presión pesquera es el tiempo de duplicación poblacional. ¿Qué significa esto? Indica la cantidad de tiempo proyectada que tardará una población determinada en duplicarse si cesa completamente la pesca, dependiendo de los factores mencionados en este artículo, como el número de crías, la frecuencia de los embarazos, etc. Por ejemplo, el tiempo mínimo de duplicación poblacional para tiburones zorro, tiburones toro, tiburones blancos o tiburones azules es de más de 14 años. Para los tiburones martillo comunes o tiburones sedosos, está entre 4,5 y 14 años. En comparación, el tiempo mínimo de duplicación poblacional para otros grandes peces depredadores es mucho menor: para los petos, las caballas o los pargos es de 1,5 años, y para el dorado (mahi-mahi) es incluso menos.
Pero una gestión pesquera eficaz no se trata solo de la elección de las especies objetivo; también intervienen otros factores. Uno de los más importantes es la técnica de pesca: cuanto más selectiva, mejor. Las técnicas de pesca selectivas generan un menor impacto en los ecosistemas y producen menos captura incidental.
Por ejemplo, todos los grandes peces depredadores mencionados anteriormente pueden capturarse con la misma técnica de pesca: los palangres cebados, que son una técnica no selectiva. Si se utilizan palangres en la pesca, pueden provocar altos niveles de captura incidental, incluyendo capturas no deseadas de tiburones, tortugas marinas, aves marinas y otras especies no objetivo. Este método de pesca indiscriminado no solo perjudica a las poblaciones de tiburones, sino que también altera los ecosistemas marinos y amenaza la supervivencia de especies vulnerables.
Además, la aplicación de vedas temporales y espaciales durante las temporadas de reproducción más intensas puede ayudar a proteger hábitats críticos y reducir el riesgo de sobrepesca.
Zonas de no pesca como lugares de esperanza futura
Especialmente para las poblaciones de tiburones sobreexplotadas, los cierres y las cuotas pueden no proporcionar una protección adecuada, y se vuelven necesarias medidas de conservación adicionales como el establecimiento de zonas de no pesca (también conocidas como áreas marinas protegidas o AMP). Las zonas de no pesca son áreas designadas donde todas las actividades pesqueras están prohibidas o fuertemente restringidas, lo que permite que los ecosistemas marinos se recuperen y prosperen sin la interferencia humana.
Las zonas de no pesca protegen hábitats críticos, incluidos los lugares de reproducción y crianza, las áreas de alimentación y las rutas de migración, que son esenciales para la supervivencia y la reproducción de los tiburones y otras especies marinas. Al preservar estos hábitats, las zonas de no pesca ayudan a mantener ecosistemas saludables y apoyan la resiliencia de las poblaciones de tiburones.
Las AMP pueden servir como refugio para que las poblaciones de tiburones agotadas se recuperen y reconstruyan sus números. Al reducir la presión pesquera dentro de estas áreas, las poblaciones pueden crecer y expandirse, beneficiando a las zonas adyacentes mediante la dispersión y el repoblamiento natural.
Un AMP eficaz, según lo descrito por Edgar et al. 2014, debe tener cinco características clave: estar bien vigilado, ser de no extracción, estar aislado por aguas profundas o arena, tener más de 10 años y tener un tamaño superior a 100 kilómetros cuadrados. Un AMP eficaz tiene el doble de peces grandes, cinco veces más biomasa de peces grandes y catorce veces más biomasa de tiburones que las áreas no protegidas.
De cara al futuro, es imperativo priorizar los esfuerzos de conservación que aborden la biología reproductiva única de los tiburones. Al implementar estrategias de gestión basadas en la ciencia, proteger hábitats esenciales y establecer áreas marinas protegidas bien vigiladas, podemos salvaguardar el futuro de estos depredadores marinos icónicos y mantener la salud de nuestros océanos para las generaciones venideras.





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