top of page
Buscar

Mujeres que protegen los océanos - Parte I: Pioneras

El océano conoce la fuerza femenina desde tiempos inmemoriales. Y no se trata solo de las legendarias buceadoras japonesas de perlas, las ama, o de las mujeres del mar de Corea del Sur, las haenyeo, cuya historia se remonta a cientos o incluso miles de años. Las mujeres también reinan en las aguas azules en el ámbito de la ciencia, el conocimiento y la conservación. A todas las une una misma cualidad: la determinación de ir a lo profundo.


Las mujeres siempre han tenido que esforzarse más para abrirse camino en un mundo dominado por hombres, aunque su valentía y perseverancia fueran las mismas. En el siglo XX comenzaron a sumergirse más profundamente que nunca, no solo en el agua, sino también en las profundidades de la ciencia, los descubrimientos y el conocimiento, ámbitos que hasta entonces pertenecían exclusivamente a los hombres. En una época en la que aún no se les permitía embarcarse en expediciones científicas, ellas decidieron abrirse paso o incluso construir sus propios barcos. Y no solo barcos, sino también submarinos. Su curiosidad se convirtió en motor, y el mar en su segundo hogar.


Rachel Carson: La científica que despertó al mundo


Rachel Carson (1907 - 1964) nunca necesitó una botella de oxígeno para sumergirse en el océano. Le bastaba una pluma. Para ella, el mar era un ser vivo. Y quizá por eso pudo escribir sobre él como nadie antes lo había hecho. Creció en el campo de Pensilvania, lejos del mar, pero sentía una llamada profunda hacia él. Tras estudiar biología en el Pennsylvania College for Women y en la Johns Hopkins University, comenzó a trabajar en la Oficina de Pesca de los Estados Unidos, donde empezó a escribir textos de divulgación científica sobre el océano y su vida. En 1951 publicó el libro The Sea Around Us, que se convirtió de inmediato en un éxito de ventas y le valió reconocimiento internacional. No por los descubrimientos que revelaba, sino porque unía los hechos con la belleza. “Todo en el océano tiene su ritmo: la marea alta y baja, el nacimiento y la muerte, la luz y la sombra. Son los latidos de un mismo planeta”, escribió Rachel.


Rachel Carson. photo: Wikimedia Commons
Rachel Carson. photo: Wikimedia Commons

Carson mostró al mundo que el mar no es solo un espacio para la pesca o la investigación científica, sino un sistema vivo que mantiene la Tierra en equilibrio. Fue una de las primeras en escribir sobre las conexiones climáticas, el ciclo del oxígeno y el frágil vínculo entre el océano y el ser humano. Sin embargo, su obra más importante fue Silent Spring, publicada en 1962. En ella advirtió sobre la destrucción de la naturaleza causada por los productos químicos, los pesticidas y la indiferencia humana. El libro provocó una auténtica revolución: marcó el inicio del movimiento ambiental moderno y condujo indirectamente a la creación de la Agencia de Protección Ambiental (EPA) en Estados Unidos. “El ser humano debe aprender a sentir asombro, porque solo quien siente asombro nunca querrá destruir”, escribió la mujer que encendió la chispa del ambientalismo moderno, décadas antes de que la ecología se convirtiera en un término común.


Lotte Hass: La primera dama del buceo


Lotte (1928 - 2015) nació en Viena y su camino hacia el océano fue todo menos directo. Trabajaba como secretaria para Hans Hass (más tarde su esposo), oceanógrafo austriaco y pionero del cine y la investigación submarina. En aquella época, nadie esperaba que una mujer se pusiera una máscara de buceo. En los años cincuenta, las mujeres simplemente no tenían lugar en los barcos de investigación. Se decía que traían mala suerte y distraían a la tripulación. Un día, cuando un miembro del equipo enfermó, Lotte convenció a Hass de que ella podía ocupar su lugar. A pesar de las dudas y la reticencia de los hombres a aceptar a “una mujer bajo el agua”, rápidamente se convirtió en parte del equipo.


Lotte aprendió a utilizar los pesados equipos de oxígeno, que aún no contaban con sistemas de regulación modernos, y se adaptó a la presión, a las profundidades y a la vida marina que la rodeaba. Y, sobre todo, se llevó una cámara con ella.

Junto a Hans, filmó en los años cincuenta una serie de documentales revolucionarios que cambiaron la forma en que el público veía el mar: Unternehmen Xarifa (1954) y Abenteuer im Roten Meer (1951) estuvieron entre las primeras películas en color sobre la vida submarina. Para muchas personas, fue la primera vez que vieron un coral, una tortuga o una raya no como ilustraciones, sino en movimiento.


Lotte Hass. photo: Women Divers Hall of Fame_WDHOF
Lotte Hass. photo: Women Divers Hall of Fame_WDHOF

Lotte demostró que el mar no es un lugar de terror, sino de vida; que el mundo del silencio tiene su propio ritmo, su luz y su poesía. Su mirada era diferente a la masculina: más suave, observadora y sensible. En una época en la que el mundo submarino se describía con un lenguaje de guerra —“expedición”, “conquista”, “captura”—, ella introdujo el lenguaje del asombro. El público en los cines veía sus películas conteniendo la respiración, porque sentía que lo que aparecía en pantalla no era solo un documental, sino una declaración de amor. Más tarde se convirtió en una fuente de inspiración para generaciones de buceadoras y en un ícono de la historia del buceo, no por sus récords técnicos, sino por haber abierto las puertas del mundo submarino al gran público.

 

Marie Tharp: La mujer que cartografió el mundo invisible

 

Marie Tharp (1920-2006) fue una geóloga y cartógrafa que permitió a la humanidad ver el océano de una manera completamente nueva por primera vez. Reveló un mundo que, hasta mediados del siglo XX, era tan desconocido como la superficie de la Luna. En una época en la que los hombres navegaban por el mar sin comprenderlo realmente, Marie trabajaba en el laboratorio del Lamont-Doherty Earth Observatory en Nueva York. Allí analizaba y recalculaba los datos que emergían de los registros en papel de los sonares. No podía embarcarse, porque como ya sabes, a las mujeres se les prohibía hacerlo. Así que “cartografió” mares y océanos desde su escritorio, con un lápiz y papel milimetrado.Cada punto que transfería de los gráficos al mapa representaba una señal reflejada desde el fondo del Atlántico. Eran miles de puntos, millones de pequeños datos. Y entre ellos, un patrón que nadie más había notado. Pero Marie sí. Observó que una larga y discontinua grieta recorría el centro del océano - no era algo aleatorio, sino continuo. La llamó Dorsal Mesoatlántica (Mid-Atlantic Ridge).


Su hipótesis era extremadamente audaz para la época: sostenía que las placas terrestres se estaban separando, que el fondo marino se movía, que el planeta estaba vivo. Cuando se lo contó a un colega, él respondió: “Eso es solo tu imaginación femenina”. Pero Marie tenía pruebas. Y al final, el mundo entero le dio la razón.


Marie Tharp. photo: AIP Emilio Segrè Visual Archives, Gift of Bill Woodward, USNS Kane Collection
Marie Tharp. photo: AIP Emilio Segrè Visual Archives, Gift of Bill Woodward, USNS Kane Collection

Sus mapas se convirtieron en la base para confirmar la teoría de la tectónica de placas, uno de los descubrimientos científicos más importantes del siglo XX. Demostró que el fondo oceánico no es plano, sino un paisaje dramático con montañas, valles y grietas donde nace nueva tierra. En 1977, después de décadas de trabajo, creó junto con el artista Heinrich Berann el icónico mapa World Ocean Floor Map, una obra visual que unió la ciencia y el arte. En sus profundidades azules se refleja no solo la topografía del planeta, sino también el deseo humano de conocimiento. Marie Tharp cambió la manera en que entendemos el océano. Antes de ella lo veíamos como un espacio vacío entre continentes. Después de ella sabemos que es un sistema dinámico y palpitante, un lugar donde el planeta se renueva constantemente.


Eugenie Clark: The Shark Lady


Eugenie Clark (1922 - 2015) creció en Nueva York, pero su alma siempre perteneció al mar. De niña pasaba horas en el acuario, hipnotizada por los tiburones. Mientras la mayoría de la gente les temía, ella veía en ellos algo especial. Fue allí donde decidió que algún día los encontraría en su propio mundo. Después de la Segunda Guerra Mundial comenzó a viajar, en una época en que el buceo aún no era un deporte común como hoy, sino una aventura al límite de la vida. Clark se sumergía, tomaba notas, medía, dibujaba y observaba. Obtuvo un doctorado en ictiología y empezó a estudiar el comportamiento de los tiburones, criaturas que en aquel tiempo eran consideradas simples máquinas depredadoras.


En 1955 fundó en Florida un pequeño laboratorio de investigación llamado Cape Haze Marine Laboratory, que más tarde se convertiría en el Mote Marine Laboratory, hoy uno de los centros más reconocidos de biología marina. Fue allí donde Eugenie Clark comenzó a estudiar el comportamiento de los tiburones de una manera nunca vista hasta entonces. Demostró que podían aprender, por ejemplo, asociando un sonido o un estímulo visual con una recompensa. Entrenó a algunas especies para que distinguieran formas simples y señales luminosas. Sus experimentos mostraron que los tiburones tienen memoria y capacidad de adaptación al entorno. En una época en la que se dudaba de la inteligencia de los peces, fue un descubrimiento revolucionario.


Dr. Eugenie Clark. photo: Women Divers Hall of Fame_WDHOF
Dr. Eugenie Clark. photo: Women Divers Hall of Fame_WDHOF

En una de sus expediciones, Eugenie descubrió un fenómeno que cambió por completo la comprensión del comportamiento de los tiburones: los “tiburones dormidos”. En unas cuevas cerca de la costa de Yucatán, en el golfo de México, encontró tiburones que no nadaban, sino que descansaban tranquilamente en el fondo. Hasta entonces se creía que, si un tiburón dejaba de moverse, se asfixiaba porque necesitaba el flujo constante de agua a través de las branquias. Pero Eugenie descubrió que algunas especies, como el tiburón de arrecife del Caribe (Carcharhinus perezi), podían respirar en reposo bombeando lentamente agua por sus branquias.


Transmitía sus conocimientos al público con una facilidad asombrosa. No necesitaba recurrir al sensacionalismo: hablaba de belleza, de complejidad, de respeto. Sus libros de divulgación, como Lady with a Spear y The Lady and the Sharks, se convirtieron en una ventana a un mundo que antes parecía oscuro y temible. Clark nunca temió a los depredadores del océano. No porque desconociera el miedo, sino porque para ella los tiburones nunca fueron una amenaza. Como solía decir, el verdadero peligro reside en no darnos cuenta de todo lo que está desapareciendo del mar para siempre.


Sylvia Earle: Her Deepness


A Sylvia Earle (1935) hoy todos la llaman Her Deepness. Y no es solo porque haya pasado más tiempo bajo el agua que la mayoría de las personas en el planeta, sino porque realmente la comprende. Cuando se mudó de niña a la costa de Florida, el mar la cautivó por completo. Fue un amor que nunca dejó de crecer. Estudió botánica, pero pronto le interesó más lo que crecía bajo la superficie que en tierra firme. De joven científica, participó en las primeras expediciones submarinas de los años sesenta, en una época en que las mujeres apenas eran “toleradas” en los barcos de investigación. Pero Sylvia no vino a ser una observadora silenciosa. Quería verlo todo. Lideró más de cien expediciones y se sumergió personalmente a profundidades que hasta entonces estaban reservadas solo a los hombres. “Allá abajo”, decía, “descubres que la Tierra es realmente un planeta azul. Todo lo que hacemos en tierra depende de lo que sucede en el océano”.


Earle se convirtió en la primera mujer en ocupar el cargo de científica jefe de la NOAA, la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos. Sin embargo, aunque dirigió instituciones y equipos de investigación, su verdadera fuerza no residía en la política, sino en su capacidad para contar historias.

 

Dr. Sylvia Earle. photo: U.S. National Oceanic and Atmospheric Administration/wikipedia, Bonnie L. Campbell_USFWS /wikipedia
Dr. Sylvia Earle. photo: U.S. National Oceanic and Atmospheric Administration/wikipedia, Bonnie L. Campbell_USFWS /wikipedia

Sylvia nunca esperó a que la tecnología alcanzara su curiosidad. Ella misma participó en el desarrollo de submarinos y minisubmarinos de aguas profundas que permitieron a los científicos descender a lugares donde antes solo llegaban las máquinas. En 1970 dirigió el equipo Aqua-Lab (Tektite II), la primera expedición científica compuesta exclusivamente por mujeres que vivieron varios días bajo el agua. Años más tarde, se sumergió a más de 300 metros de profundidad en uno de los primeros trajes experimentales JIM, completamente sola y sin conexión con la superficie. “Bajo el agua”, dijo, “no hay silencio. Es un mundo que respira, que se mueve y que habla, solo que en otro idioma.”


En 2009 recibió el prestigioso TED Prize, que le permitió hacer realidad su visión de Mission Blue, una iniciativa global que reúne a científicos, buceadores, cineastas y conservacionistas en la misión de salvar el océano. Su principal objetivo es crear los Hope Spots, lugares de esperanza. No son simples puntos en un mapa, sino espacios vivos donde la vida se concentra: arrecifes de coral, praderas marinas, bosques de manglares. Sitios que aún pueden mantener el equilibrio si les damos una oportunidad.


Katy Payne: La mujer que escuchó la voz de las ballenas


Algunas personas ven el mundo con los ojos, otras lo escuchan con los oídos. Katy Payne (1937) pertenece a las segundas. Su don no estaba en bucear, sino en escuchar. No la superficie, sino la profundidad. No el murmullo de las olas, sino el ritmo que se esconde debajo de ellas. Katy estudió biología y música, dos disciplinas que rara vez se cruzan. Pero fue precisamente esta combinación la que la convirtió en una pionera que transformó nuestra relación con las ballenas. En la década de 1960 trabajó junto a su esposo, el biólogo Roger Payne, en la investigación de la comunicación acústica de los mamíferos marinos.


En el laboratorio de Cornell analizaba interminables grabaciones de sonidos de baja frecuencia. Lo que escuchaba no era algo aleatorio: eran melodías. Juntos descubrieron que los machos de las ballenas jorobadas cantan, y que esas canciones tienen estructura, repetición, ritmo y evolución. Cambian de un año a otro. Los nuevos motivos se propagan entre las poblaciones, como si las ballenas se transmitieran la música unas a otras.

 

Katy Payne. photo: Kris Krüg / wikipedia
Katy Payne. photo: Kris Krüg / wikipedia

En 1970 publicaron el álbum Songs of the Humpback Whale, que marcó un antes y un después. Por primera vez, la humanidad podía escuchar el océano, no solo verlo. Miles de personas en todo el mundo reprodujeron la grabación y comprendieron que en las profundidades del planeta existía una cultura. Que los seres que alguna vez cazamos por su aceite tenían su propio lenguaje, sus emociones y su belleza. Estas grabaciones dieron origen al movimiento global Save the Whales, una de las campañas medioambientales más exitosas de la historia. La música de las ballenas se convirtió en un himno para el mar.

Más tarde, Katy Payne descubrió que los elefantes utilizan un lenguaje similar, comunicándose mediante infrasonidos, tonos tan bajos que los humanos no pueden oírlos.


Creó el concepto de “empatía acústica”: la capacidad de percibir el mundo a través de las vibraciones, no de las palabras. Hoy se la conoce como la mujer que abrió los oídos del planeta. En una época en la que el ruido submarino de los barcos, perforaciones y sonares interrumpe las rutas migratorias de las ballenas, sus grabaciones cobran un nuevo significado. Son un recordatorio de que, si dejamos de escuchar, perderemos el vínculo con el mundo que nos mantiene con vida. “Cada nota del canto de una ballena”, dijo Payne, “es una prueba de que la comunicación no pertenece solo al ser humano. Que la inteligencia tiene muchas formas. Y que nosotros, que nos consideramos su cima, deberíamos aprender a escuchar.”


Valerie Taylor: La primera defensora de los tiburones


Cuando la cineasta australiana nació en 1935, el mundo bajo la superficie aún era un territorio inexplorado. De adolescente superó la poliomielitis, pero su deseo de movimiento y libertad la llevó al buceo. Valerie pronto se convirtió en una de las mejores fotógrafas submarinas de su tiempo, no por tener la tecnología más avanzada, sino por poseer un don excepcional: sabía mirar. Su sello distintivo era una cinta en su cabello rubio. Sin embargo, su apariencia de “Barbie” era engañosa: Valerie siempre fue una exploradora valiente y decidida.


Valerie Taylor. photo: Colin James Prinable, CC0 / Wikimedia Commons, Bahudhara /  / Wikimedia Commons
Valerie Taylor. photo: Colin James Prinable, CC0 / Wikimedia Commons, Bahudhara /  / Wikimedia Commons

Junto a su esposo, Ron Taylor, se sumergieron en profundidades donde nadie había filmado antes. En las décadas de 1960 y 1970, cuando los tiburones eran para el público un símbolo del miedo, ellos capturaban imágenes que mostraban algo completamente distinto: confianza. En 1973 fueron los primeros en filmar a un gran tiburón blanco sin jaula. Solo estaban ellos, el agua y el animal, que se acercó con curiosidad, no con agresión. Valerie solía decir que los tiburones perciben cuando no les temes, que en el mar no existe la agresión, solo la reacción. Sus fotografías y documentales cambiaron la forma en que la gente veía a estas criaturas ancestrales.


Junto con Ron participaron en la filmación de Jaws (Tiburón), pero el éxito de la película, que provocó una ola de odio hacia los tiburones, los impulsó a actuar. Incluso lamentaron haber participado, pues no imaginaron las consecuencias. Se opusieron a la imagen del “asesino de las profundidades” y comenzaron a hablar públicamente sobre la necesidad de protegerlos. Valerie Taylor se convirtió en una de las más fervientes defensoras de los tiburones del mundo. Luchó contra su caza, por la creación de reservas marinas y por la prohibición del uso de sus aletas. Con sus fotografías y películas logró algo que pocas campañas consiguieron: despertar empatía.


Cada una de estas mujeres cambió el mundo a su manera, pero juntas dieron una voz más poderosa al océano. Sus historias abrieron las puertas a quienes vendrán después de ellas: nuevas exploradoras, defensoras y científicas. Las conocerás en la segunda parte del blog: Mujeres que protegen los océanos - Parte II: La nueva ola. (comming soon)



________________________________


Fuentes utilizadas:

Women Divers Hall of Fame (WDHOF) – Member Profile: Lotte Hass

Encyclopedia of Diving History – Hans and Lotte Hass: Pioneers of Underwater Exploration

Austrian National Library Archives – Hans and Lotte Hass underwater films, 1950s

BBC Archives – Obituary: Lotte Hass, First Woman Underwater Filmmaker (2015)

Mote Marine Laboratory & Aquarium – Our History / About Dr. Eugenie Clark

Smithsonian Magazine – How the “Shark Lady” Changed Our View of These Misunderstood Creatures (2018)

National Geographic – The Shark Lady’s Legacy: Eugenie Clark and the Caves of the Sleeping Sharks (2015)

Florida Museum of Natural History – Dr. Eugenie Clark profile

Marine Biological Laboratory Archives – Eugenie Clark and the Study of Fish Behavior (1950–1980)

U.S. Fish and Wildlife Service – Digital Media Library

Library of Congress – Rachel Carson Photographs and Letters Collection

The Atlantic – The Woman Who Launched the Modern Environmental Movement (2012)

The New Yorker – Silent Spring at 50 (2012)

U.S. Environmental Protection Agency – Legacy of Rachel Carson

Lamont-Doherty Earth Observatory, Columbia University – Marie Tharp: The Woman Who Mapped the Ocean Floor

US Geological Survey – World Ocean Floor Map (1977)

National Geographic – Marie Tharp’s Ocean Floor Map Changed Geology Forever (2019)

NOAA Ocean Explorer Archives – Mapping the Ocean Floor: The Work of Marie Tharp and Bruce Heezen

Mission Blue – Official site & press kit

NOAA – Women in Oceanography: Sylvia EarleTED Prize – Sylvia Earle’s 2009 Wish to Protect the Blue Heart of the Planet

National Geographic – Sylvia Earle: Hero for the Planet (2010)

Ocean Exploration Trust – DOER Marine and Deep Submergence Technology

Australian National Maritime Museum – Ron & Valerie Taylor Collection

National Geographic Documentary Films – Playing With Sharks (press materials)

Wikimedia Commons – Valerie Taylor 2019 photo by Eva Rinaldi (CC BY-SA 4.0)

The Guardian – Valerie Taylor: Shark Wrangler, Conservationist, and Pioneer of Underwater Filmmaking (2021)

 



 
 
 

Comentarios


bottom of page