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La pesca de tiburones en México

La pesca de tiburones sigue siendo una fuente importante de ingresos para muchas comunidades pesqueras en México y contribuye de manera significativa a la economía del país. México se encuentra entre los diez países con el mayor número de tiburones capturados en el mundo. Muchas de las especies de tiburones que se pescan en México están entre las especies amenazadas, y algunas corren el riesgo de extinguirse por completo si la situación actual no cambia. Los tiburones son absolutamente esenciales para un ecosistema oceánico saludable y, por lo tanto, es necesario implementar medidas adecuadas para su protección.


La historia de la pesca de tiburones en México se remonta a la época precolombina, cuando civilizaciones antiguas como los aztecas y los mayas cazaban tiburones a lo largo de la costa. Estos antiguos pescadores utilizaban métodos tradicionales de pesca, como líneas de mano y arpones. Los tiburones capturados formaban parte de la dieta, pero también de diversos rituales.


El mayor cambio en la pesca llegó con el desarrollo de las técnicas modernas. A principios del siglo XX, la pesca de tiburones en México comenzó a transformarse con el uso de equipos y técnicas pesqueras modernas. Las capturas comerciales de tiburones aumentaron drásticamente en el siglo pasado con el desarrollo de nuevas tecnologías que permiten pescar más, más lejos y a mayor profundidad en el océano. Además, creció la demanda mundial de productos de tiburón, como las aletas, la carne y el aceite de hígado de tiburón.



Según las estadísticas de CONAPESCA, la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca de México, la pesca de tiburones en el país se encuentra entre las mayores del mundo en términos de capturas. México está entre los diez países con el mayor número de tiburones capturados y, en cuanto a capturas totales de tiburones, ocupa el sexto lugar.


En la última década, México ha reportado capturas de aproximadamente 20 000 a 40 000 toneladas de tiburones al año. En México, las capturas se registran en dos categorías: tiburón, para los ejemplares adultos de especies grandes (animales que miden más de 1,5 metros), y cazón, para los tiburones jóvenes de especies grandes y los adultos de especies pequeñas (de 1,5 metros o menos). El término cazón también se utiliza a menudo como denominación de la carne de tiburón en supermercados y restaurantes, por lo que los consumidores mexicanos a menudo pueden no ser conscientes de que están comiendo tiburón.

Número de toneladas de tiburones capturados en los distintos estados de México (suma de tiburón y cazón), fuente: CONAPESCA
Número de toneladas de tiburones capturados en los distintos estados de México (suma de tiburón y cazón), fuente: CONAPESCA

Producción histórica de tiburones y rayas por año en toneladas, fuente: CONAPESCA
Producción histórica de tiburones y rayas por año en toneladas, fuente: CONAPESCA

Históricamente, la pesca comercial de tiburones en México se ha centrado principalmente en el tiburón mako, el tiburón azul, el tiburón martillo, el tiburón tigre, el tiburón arenero y el tiburón sedoso. Estas especies se pescan por su carne, sus aletas y su aceite, y se capturan mediante los llamados longlines, larguísimas cuerdas con anzuelos y carnada, así como con redes que pueden atrapar a un gran número de ejemplares de una sola vez.

Con el tiempo y bajo la influencia de las técnicas modernas, el sector de la pesca de tiburones en México ha ido cambiando. Algunas especies que en ciertas zonas solían ser comunes ya no se encuentran allí desde hace años. Los propios pescadores reconocen en entrevistas que pescar tiburones es un trabajo cada vez más difícil: deben salir más lejos mar adentro y dedicar más tiempo a la faena. Además, capturan ejemplares cada vez más pequeños, ya que los tiburones de especies grandes crecen de manera relativamente lenta y pueden vivir muchos años.


Todo esto ocurre porque en algunos lugares los tiburones están siendo capturados en tal cantidad y a tal ritmo que sus poblaciones no logran reponerse. El ecosistema sufre por la falta de tiburones y la pesca les genera a los pescadores cada vez menores ingresos. La pesca de tiburones en los niveles actuales, por lo tanto, no es sostenible.


Que los tiburones están disminuyendo debido a la sobrepesca y que esta situación es insostenible es innegable. Por ello, el gobierno mexicano ha comenzado a introducir gradualmente algunas medidas para su protección.

Varias especies de tiburones están protegidas por las leyes mexicanas y no pueden ser pescadas en absoluto; entre ellas se encuentran el tiburón ballena, el tiburón blanco y el tiburón peregrino. Sin embargo, estos tiburones están protegidos principalmente por su gran valor turístico: los visitantes de México acuden a nadar o bucear con ellos y generan altos ingresos. Sin duda es beneficioso que estas especies estén protegidas, pero la motivación para su protección es más económica que ecológica.


El gobierno mexicano también ha establecido vedas estacionales de pesca de tiburones para protegerlos durante sus períodos de reproducción. Ciertas especies de tiburones migran en temporadas específicas a determinados lugares para reproducirse allí. Su protección en este período contribuye así a las posibilidades de recuperación de las poblaciones. Está prohibido pescar tiburones en aguas mexicanas:


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  • Del 1 de mayo al 31 de julio: en la costa del Océano Pacífico y el Golfo de California, es decir, en Baja California, Baja California Sur, Sinaloa, Nayarit, Jalisco, Colima, Michoacán, Guerrero, Oaxaca y Chiapas.

  • Del 1 de mayo al 30 de junio: en los estados de Tamaulipas, Veracruz y Quintana Roo.

  • Del 15 de mayo al 15 de junio y del 1 al 29 de agosto: en los estados de Tabasco, Yucatán y Campeche.


Como miembro de la convención CITES (Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres), México también se ha comprometido a regular el comercio internacional de las especies incluidas en la lista de CITES. Esta convención regula el comercio entre los países miembros, lo que significa que no prohíbe directamente la captura, pero sí la influye, ya que puede impedir la posterior exportación de productos de tiburón.


Sin embargo, las poblaciones de tiburones siguen disminuyendo debido a diversas amenazas, entre ellas la sobrepesca, que ya sea dirigida específicamente a los tiburones o como resultado de técnicas de pesca poco selectivas, así como la destrucción de su hábitat natural. Además, el comercio de aletas sigue siendo un gran problema que impulsa la demanda de la captura de tiburones.


La eficacia de las leyes también se ve reducida por la falta de control y de aplicación. Para garantizar la supervivencia de estos animales aún queda mucho por hacer. La protección de los tiburones, los cambios en las regulaciones, el aumento de la conciencia y una comunicación bien informada entre las comunidades pesqueras y los consumidores deben ser una prioridad para asegurar el futuro de un ecosistema oceánico saludable.

 
 
 

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