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Los océanos de México: esfuerzos en conservación marina


Con costas que se extienden tanto por el océano Pacífico como por el golfo de México, el mundo marino de México es un vibrante mosaico de vida. Bajo casi 3,2 millones de kilómetros cuadrados de territorio oceánico se esconde un ecosistema único, que alberga desde enormes migraciones de ballenas hasta arrecifes de coral llenos de vida. Pero con toda esta riqueza natural llega una responsabilidad crucial: garantizar la salud de estas aguas para las generaciones futuras. Entonces, ¿cómo está México preservando sus océanos y qué desafíos enfrenta al equilibrar la conservación con las demandas económicas?

 

En este artículo exploramos cómo México está preservando sus océanos, centrándonos en las Áreas Marinas Protegidas (AMP), los esfuerzos para proteger especies vulnerables como los tiburones y los tratados internacionales que respaldan estas iniciativas. Sin embargo, la cuestión de la protección marina está estrechamente vinculada al sector pesquero, que desempeña un papel vital en la economía del país. Por ello, también analizaremos la importancia de la pesca para México y las complejidades de equilibrar la conservación con los intereses económicos.

 

Desde los vibrantes arrecifes de coral del Caribe hasta las corrientes ricas en nutrientes del Pacífico, las diversas aguas de México sustentan innumerables especies, algunas de las cuales no se encuentran en ningún otro lugar del planeta. Los entornos marinos mexicanos albergan una combinación única de biodiversidad que pocos países pueden igualar: no son muchos los lugares donde se puede encontrar ballenas, tiburones, mantas gigantes, marlines y otros grandes animales, junto con arrecifes de coral rebosantes de peces de mil colores. Esta increíble riqueza de especies hace que las zonas marinas de México sean de vital importancia, tanto para los esfuerzos de conservación a nivel global como para las comunidades locales que dependen de ellas.

 

La apuesta es alta y, para garantizar un futuro saludable para nuestros océanos, es inevitable que México equilibre la actividad humana con la protección del medio ambiente. ¿Cómo está México abordando los objetivos de conservación global, incluida la meta 30x30 y la protección de especies en peligro? ¿Y cómo está gestionando el delicado y a menudo conflictivo equilibrio entre sectores estrechamente vinculados a la conservación, como la pesca y el turismo?


La increíble riqueza de las aguas de México es sencillamente impresionante.

 


Una mirada a las Áreas Marinas Protegidas de México


Empecemos por analizar de cerca las medidas de protección que México ya ha puesto en marcha. ¿Cómo está avanzando el país en relación con la meta global 30x30, es decir, el objetivo de proteger el 30 % del océano mundial para el año 2030, con el fin de salvaguardar los ecosistemas marinos, frenar la pérdida de biodiversidad, fortalecer la resiliencia climática y apoyar a las comunidades costeras?


Actualmente, las Áreas Marinas Protegidas (AMP) totalmente o altamente protegidas de México abarcan 148 733 km², lo que representa el 4,7 % de su superficie marina total, según el Marine Protection Atlas. Si bien es cierto que la cobertura total de AMP incluye aproximadamente el 20 % del área marina del país, para los esfuerzos de conservación es fundamental destacar la importancia de las zonas totalmente y altamente protegidas.

Esto se debe a que no todas las áreas protegidas son iguales y solo cuando una AMP se implementa plenamente puede ser lo suficientemente efectiva. Diversas investigaciones indican que las zonas altamente protegidas ofrecen los mayores beneficios para la conservación, mientras que las AMP con menos restricciones y mayor actividad humana brindan una protección considerablemente menor.

Las áreas totalmente y altamente protegidas son aquellas zonas costeras o marinas donde las actividades extractivas—como la pesca, la minería o la explotación de petróleo y gas— están severamente limitadas o completamente prohibidas.


México cuenta con un total de 87 Áreas Marinas Protegidas (AMP), pero solo una de ellas puede considerarse totalmente o altamente protegida, según lo definido anteriormente. Se trata del Parque Nacional Revillagigedo, la mayor área marina protegida de América del Norte. Esta única AMP abarca 148 644 km² y representa, por tanto, el 99 % de las áreas marinas altamente protegidas de México.

Está situado frente a la costa occidental del país y fue designado parque nacional en 2017, ampliando su anterior estatus de reserva de la biosfera. Su designación como zona de no extracción, donde se prohíben todas las actividades pesqueras y extractivas, lo ha convertido en una de las mayores reservas marinas totalmente protegidas del mundo (ocupando el puesto número 13 por superficie), con un enfoque particular en la biodiversidad marina y la megafauna de gran tamaño.

El Parque Nacional Revillagigedo sirve como hábitat crucial para una gran diversidad de especies marinas, con especial atención a las especies pelágicas de gran tamaño, incluidos los tiburones.


Revillagigego Marine Protected Area

El Parque Nacional Revillagigedo abarca la zona que rodea a las islas Socorro, Roca Partida, Clarión y San Benedicto.


Desde su creación en 2017, los científicos ya han podido analizar los desafíos que enfrenta el sector pesquero y los beneficios que aporta el área marina protegida, ya que este conflicto suele utilizarse como argumento en contra de la creación de nuevas AMP. Curiosamente, un estudio de 2023 mostró que la prohibición de pescar dentro de la reserva no solo ha sido beneficiosa para la vida silvestre del parque, sino que tampoco ha afectado la capacidad de los barcos pesqueros comerciales para encontrar y capturar peces —puedes leer el estudio completo en Science Advances AQUÍ—.

Estos hallazgos son especialmente relevantes frente al temor persistente y los argumentos del sector pesquero comercial contra las zonas de no extracción. Este estudio, por lo tanto, se suma a las evidencias de que la industria pesquera y la conservación oceánica no son fuerzas opuestas. Al contrario, las AMP pueden incluso mejorar la salud de las pesquerías circundantes al ofrecer refugio a grandes hembras reproductoras, que son las que producen la mayor cantidad de huevos.

 



El papel de la CITES en la protección de las especies marinas  


Además de la creación de Áreas Marinas Protegidas, otra herramienta esencial para la conservación marina es la regulación del comercio de especies específicas. Ante la creciente preocupación por la sostenibilidad de la pesca de tiburones y la disminución documentada de muchas especies debido a la sobrepesca, las protecciones regulatorias se han vuelto fundamentales. Según la legislación mexicana, solo el tiburón ballena, el tiburón blanco y el tiburón peregrinoestán protegidos y no pueden ser capturados. Estos tiburones están protegidos principalmente por su gran valor turístico.


Uno de los tratados más importantes que refuerza el compromiso con la conservación de los océanos es la CITES(Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres), que desempeña un papel clave en la protección de las especies marinas, especialmente aquellas con alto riesgo por la sobrepesca y el comercio ilegal. Para la vida marina en aguas mexicanas, esto significa protecciones más estrictas para las especies amenazadas por la alta demanda en los mercados globales, incluidas varias especies de tiburones, rayas y tortugas marinas.

 

Tiburones y rayas: una prioridad en las aguas mexicanas


Los tiburones y las rayas son particularmente vulnerables debido a las bajas tasas reproductivas de muchas especies, lo que los hace muy susceptibles a la sobrepesca. La demanda de productos como las aletas de tiburón y las placas branquiales de raya, utilizadas a menudo en la medicina tradicional o en la gastronomía en el extranjero, supone una grave amenaza. Al adherirse a la CITES, México limita el comercio legal de estas especies y garantiza que dicho comercio cumpla con las normativas para evitar un daño mayor a las poblaciones.


Existe información específica que explica en detalle cómo funciona la CITES y cuáles son los retos que enfrenta este tratado. Lo cierto es que, a pesar de las protecciones que ofrece, hacer cumplir estas regulaciones en aguas mexicanas y más allá resulta sumamente difícil. La alta demanda de productos de tiburón, el comercio ilegal, las dificultades de identificación, la capacidad limitada de vigilancia y los problemas relacionados con la pesca incidental son factores que complican la aplicación de la CITES en aguas mexicanas.

 

El comercio ilegal de aletas de tiburón y partes de rayas sigue siendo desenfrenado, con precios elevados que alimentan el mercado negro y dificultan que las autoridades intercepten los envíos. A esta complejidad se suma que los agentes de aduanas y los cuerpos de vigilancia a menudo carecen de los recursos o la capacitación necesarios para identificar especies específicas de tiburones y rayas entre grandes volúmenes de partes procesadas. La capacidad limitada para monitorear aguas extensas dificulta aún más la aplicación de la ley, dejando la pesca incidental —una amenaza importante para las especies no objetivo— en gran medida sin abordar.

Para aprovechar plenamente las protecciones que ofrece la CITES, México y otras naciones deben invertir en medidas de aplicación más sólidas, mejorar la identificación de especies en las aduanas y trabajar de forma colaborativa en esfuerzos regionales para reducir el comercio ilegal.




 

Regulaciones pesqueras a nivel nacional: veda estacional de tiburones


A nivel nacional, México también ha implementado diversas políticas de gestión pesquera para proteger la vida marina y promover prácticas de pesca sostenible. Una de las herramientas principales para salvaguardar especies vulnerables, incluidos tiburones y rayas, es el “periodo de veda”, que establece cierres temporales de la pesca basados en los ciclos reproductivos de las especies. Estas vedas tienen como objetivo impedir la pesca durante los periodos clave de reproducción y crianza, permitiendo que las poblaciones se recuperen y reduciendo el riesgo de sobreexplotación.

 

En aguas mexicanas, está prohibida la pesca de tiburones en los siguientes períodos y zonas:

  • Del 1 de mayo al 31 de julio: en el Océano Pacífico y el Golfo de California, es decir, en Baja California, Baja California Sur, Sinaloa, Nayarit, Jalisco, Colima, Michoacán, Guerrero, Oaxaca y Chiapas.

  • Del 1 de mayo al 30 de junio: en Tamaulipas, Veracruz y Quintana Roo.

  • Del 15 de mayo al 15 de junio y del 1 al 29 de agosto: en Tabasco, Yucatán y Campeche.

VEDA period of sharks and rays in Mexico


Varias leyes nacionales también regulan el sector pesquero. En particular, en lo que respecta a la pesca de tiburones y rayas, las actividades pesqueras están prohibidas en zonas como bahías y desembocaduras de ríos, que son hábitats críticos para diversas especies. Además, el uso de ciertos artes de pesca, como tipos específicos de redes, está regulado o restringido para minimizar la pesca incidental y el impacto ambiental.


Sin embargo, la supervisión y aplicación efectiva de estas normas siguen siendo un gran desafío. Aunque la ley encomienda a la CONAPESCA (Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca) la supervisión del cumplimiento, la realización de inspecciones y la imposición de sanciones por pesca ilegal, estos esfuerzos suelen estar poco financiados y ser poco frecuentes. El problema no radica en la falta de leyes de conservación, sino en su aplicación.

Además, muchas comunidades costeras dependen en gran medida de la pesca para su subsistencia, con pocas alternativas viables. Esta dependencia puede fomentar prácticas insostenibles, ya que las personas pescan para cubrir necesidades inmediatas, a pesar de las restricciones legales. Fortalecer la vigilancia y apoyar a las comunidades locales en la búsqueda de fuentes de ingreso sostenibles es fundamental para lograr una protección marina efectiva en México.


Equilibrando la conservación y las necesidades de la comunidad


Proteger la vida marina, especialmente las especies vulnerables como tiburones y rayas, es fundamental para mantener la salud de los océanos. Sin embargo, la realidad es que muchas comunidades costeras dependen de la pesca como principal fuente de ingresos y alimentación. Para estas comunidades, las restricciones repentinas a la pesca pueden generar dificultades económicas, especialmente cuando existen pocas alternativas para generar ingresos. Por ello, es crucial encontrar soluciones que protejan la biodiversidad marina, al mismo tiempo que respeten y apoyen las necesidades económicas de estas comunidades.


Un enfoque prometedor consiste en empoderar a las comunidades locales para que lideren los esfuerzos de conservación. Los proyectos de conservación dirigidos por la comunidad, donde los habitantes participan activamente en la gestión de los recursos marinos y el monitoreo de la salud de las especies, han demostrado ser exitosos para fomentar un sentido de responsabilidad y, al mismo tiempo, generar ingresos. Por ejemplo, las alianzas entre organizaciones conservacionistas y cooperativas pesqueras pueden crear fuentes alternativas de ingreso mediante prácticas sostenibles o el turismo. El ecoturismo responsable, como la observación de tiburones o los recorridos guiados de snorkel, ofrece un flujo de ingresos que valora la presencia de vida marina viva y próspera, transformando el ecosistema marino en un recurso para las comunidades locales.


Lograr este equilibrio es complejo, ya que requiere adaptar las políticas a los contextos locales, generar confianza e invertir en el desarrollo de capacidades a largo plazo para la conservación. La clave está en crear un enfoque inclusivo que beneficie tanto a la vida marina como a las personas que dependen de ella.


Este tema multifacético de equilibrar la conservación marina con las necesidades de las comunidades será tratado con mayor detalle en futuros artículos. ¡Mantente atento a las próximas publicaciones sobre cómo las comunidades costeras de México y los esfuerzos de conservación pueden apoyarse mutuamente para un futuro sostenible!

 
 
 

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